Pocas serán las veces, muy pocas, que podamos encontrar mujeres ejerciendo el periodismo a lo largo de la Historia.
Dada la situación socio-política española de nuestro pasado reciente, entendemos la aparición de la figura de la mujer en la comunicación prácticamente desde la instauración de la dictadura, aunque no podemos olvidar profesionales tan relevantes como Josefina Carabias (1908-1980).
Es ella la primera periodista que ejerce verdaderamente: desde los 23 años escribía en diarios, y tan solo dos años más tarde se había convertido ya en pionera del periodismo escrito y radiofónico. En 1957 obtuvo el Premio Luca de Tena por su artículo El Congreso se divierte.
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La personalidad y el arrojo de Josefina Carabias la convierten en un personaje sin duda muy especial. Lo que ahora podemos considerar como una mera anécdota, para la época no lo era. Y es que Josefina tuvo la «osadía» de, por ejemplo, en 1946, hacerse cargo de las crónicas futbolísticas de la Liga Española en el diario Informaciones. Lejos de lo que podamos imaginar, fue tal su aceptación que cuatro años más tarde se recopilaron y publicaron bajo el título de La mujer en el fútbol (edit. Juventud).
Pero se viven años duros. Una guerra civil y la implantación de un sistema que bien poco se ocupa de lo social: las mujeres son esposas y madres, punto. La actitud adoptada es alejar a la mujer del ámbito laboral o, como mucho, «dejarlas» ser maestras o enfermeras, modistas y secretarias.
La Prensa del Movimiento, revistas «de mujeres para mujeres», censura… ceden el paso a los cambios, de la mano de la Ley de Fraga de 1966, que parece aliviar un poco a los medios de la estricta rigidez del Régimen. Las mujeres comienzan a estar más presentes en los diarios e incluso, tras la muerte del General Franco, comienzan a asumir cargos de responsabilidad. Con la Transición se ve evolucionar todo más rápidamente. En los 80 las mujeres van tomando posiciones ya seriamente y, desde entonces, se trabaja en el camino de la igualdad, intentando sortear como mejor se pueda la impronta de una cultura eminentemente masculina.
El panorama actual ya lo conocemos. Muchas caras femeninas rondan el periodismo, pero lo cierto es que quedan aún algunos años de lucha por la igualdad de condiciones y de oportunidades.
¿Terminaremos de desligarnos de las comparaciones –siempre odiosas– entre hombres y mujeres, dentro y fuera de la profesión?